domingo, 17 de agosto de 2008

Réquiem de amor

Y sólo pude matar tu recuerdo muriendo yo...
Intenté desgajarte de mi alma pero vivías ya en cada célula de mi ser.
Quise borrar tu rostro de mi memoria, pero llevaba a fuego escrito tu imagen en mi alma.
En aquellos días cada momento existía tan sólo para evocarte y añorarte...
No importaba si era al compás de la música de una canción, o si cualquier letra perdida de un relato terminaba bailando la danza de tu nombre, todos los paisajes me recordaban los lugares dónde jamás fuímos...
Una y otra vez asaltabas mis sueños sin poder desprenderme del deseo de volver a sentirme tuya una vez más...
Aquella mañana supe que tan sólo si yo moría ibas por fin a desaparecer...
Por eso tuve que aniquilar mi corazón, para que dejara de destilar virutas de amor por y de fabricar lágrimas furtivas que escapaban, y como espuma de mar seguían buscándote en las olas de mi memoria, empapando mi cuerpo de tu ausencia.
Fue difícil dejar de sentir, dejar de desearte, dejar de añorarte...
Morí el mismo día que murió tu recuerdo...
Lo que fuimos alguna vez dejo de existir en ese mismo instante.
Hubo una mujer que soñaba, que se ilusionó, que amó, que sonrió, que deseó...que creyó...Y logré que se marchara.
Desaparecí y me acompañó en el viaje al olvido tu recuerdo.
En paz descansan junto a todos los sueños mutilados aquellos que una vez tú y yo fuimos... y ya nunca seremos...

3 comentarios:

Isthar dijo...

El desamor siempre acaba consumiendo los sueños que un día fueron el sustento mismo de nuestra esencia. Y entonces nos sentimos tan vacíos y perdidos que no vemos forma alguna de sobrevivir a la avalancha de recuerdos y y sueños rotos que nos asola día y noche.

Es difícil olvidar cuando todo duele, cuando cada respiración todavía quema y trae a la memoria un trocito de lo que se era junto a otra persona.Y el tiempo, cuando todo es demasiado reciente y la desilusión ni siquiera se ha acabado de hacer a la idea, corre despacio, demasiado lento.

Cuando las expectativas estaban puestas en un amor que creías único e irreemplazable, todo se hunde tras su ausencia, y quedan secuelas siempre, pero por suerte, al final, poco a poco uno puede recomponerse. Las heridas se cierran y quedan esas cicatrices que nos recuerdan, que no es bueno idealizar demasiado, que la vida es una montaña rusa donde no se nos avisa de la próxima caída en picado.

Un abrazo

Kaloni dijo...

Cuanto tiempo que anhelaba leerte, leer esa vitalidad que destilas!!
Mare!! Cuánto tiempo.

Besos, besos, besos.

Aradia dijo...

Isthar he leido dos veces tus letras...hermoso y triste retrato del desamor en tu comentario...ójala no existiesen caidas en picado desde la noría de la vida...y del amor...Besitos.

Kaloni qué alegria leerte aqui en mi casita,muchos muchos muchos besos :)))